Las enzimas se incluyen en los piensos y en las raciones de los animales para mejorar la disponibilidad de los nutrientes que no pueden ser digeridos por el propio animal. De esta forma, podemos mejorar la disponibilidad de la energía (mediante carbohidrasas que liberan los monómeros de las diferentes fibras o lipasas que hidrolizan las grasas), de la proteína (mediante proteasas que mejoran la disponibilidad de aminoácidos) y de los minerales (mediante fitasas que liberan el fósforo (P) vegetal poco disponible) del pienso. Esto supone una mejora del valor nutritivo de las materias primas de los piensos, del rendimiento de los animales a través de una mejora del índice de conversión y una reducción del precio del pienso.
En ocasiones también se ha relacionado a las enzimas con una mejora de la salud digestiva al liberar sustancias con propiedades prebióticas. El Reglamento 1831/2003 sobre la utilización de aditivos en los alimentos para animales clasifica las enzimas dentro de los aditivos zootécnicos que se utilizan para influir positivamente en la productividad de los animales sanos (a través de una mejora en la digestibilidad de los nutrientes) o en el medio ambiente. En consecuencia, mediante el uso de enzimas se pretende maximizar los rendimientos animales al menor coste de producción de los piensos sin perjudicar su valor nutritivo; y reducir el impacto ambiental de la ganadería intensiva. Aunque el potencial de la enzimas exógenas era ampliamente conocido desde hace mucho tiempo, ha sido en las últimas dos décadas cuando su utilización en piensos y raciones de animales ha aumentado de forma muy relevante.
El gran desarrollo de herramientas biotecnológicas y la utilización de microorganismos modificados genéticamente, así como determinadas técnicas de fermentación, han permitido el desarrollo y producción de enzimas con mayor efectividad y resistencia, y a un precio competitivo, que les permite su inclusión en los programas de formulación. Por ejemplo, la utilización de fitasas es una práctica muy generalizada a nivel mundial y se estima que aproximadamente el 95% de los piensos en avicultura llevan fitasas. De hecho, el mercado de las enzimas suele dividirse en dos segmentos: fitasas (60%) y no-fitasas (40%) (Adeola y Cowieson, 2011). Según datos sobre el mercado global de piensos (2015-2020), el valor del mercado de enzimas para la producción animal para el 2015 se estima en 1060 millones de dólares en 2015 y alcanzará los 1285 millones en 2020.